En gran parte de las obras que se muestran en esta selección, vemos una imagen abstracta, expresiva y gestual, hecha con manchas de manos, dripping o una pincelada impulsiva, enmarcados por una franja perfectamente rectangular que contiene un texto hecho con plantillas tipográficas.

Se exacerba entonces la tensión entre el control y el descontrol así como otras ideas binarias y polarizadas que están presentes en nuestra cultura.

No son indiferentes a la observación anterior los textos elegidos que, como ya dije, enmarcan muchas de estas obras. Estos, de distintas formas, pretenden friccionar la abstracción visual y expresiva que está contenida en el centro, como si el texto, o en ocasiones las palabras, pudieran explicarla o viceversa. Para aumentar mas aún esta sensación de imposibilidad, muchos de los textos, como si de un conjuro se tratara, se repiten una y otra vez.

    Ya se va perfilando en estas obras una depuración de la ironía y de la intertextualidad entre palabra escrita e imagen.

    Sumemos a esto que parte de la serie nos presenta obras en donde el texto desaparece y aparecen nada mas letras dispersas como trozos dinamitados de un cuerpo lógico, átomos  dispersos que constituyen la base de nuestro lenguaje escrito. Estas letras, quizás expectantes a crear alguna vinculación entre ellas, que tenga algún significado -o a la inversa- dispersas por una especie de bomba de racimo que destruyó un sentido anterior. El dibujo, y las formas que se entrelazan con dichas letras, son abstracciones de una ausencia que es creada por la pulsión de sentido que los trozos de lenguaje le imponen.

    Estas son obras que actúan en un espacio ambivalente que tensiona, a la vez, en la búsqueda de un significado, como en la negación de todo significado.